El sueño es responsable por moderar varias funciones de nuestro organismo. Por eso, una noche bien dormida es esencial para el mantenimiento de una vida saludable e interfiere directamente en la productividad en el trabajo y en el aspecto emocional del individuo.
Llegar a casa después de un día cansador, darse una ducha y tirarse en la cama no significa tener una buena noche de sueño. Para dormir bien, es necesario elegir una posición correcta, productos y ambiente adecuados. De esta forma, es posible evitar dolores al despertar e incluso librarse del insomnio.
Dormir en posición inadecuada puede generar cansancio, dolores musculares y desvío de columna a largo plazo. Con tiempo frío, para calentarnos, la tendencia es que nos acostemos de forma encogida, lo que contrae los músculos, facilitando la mala postura y haciendo que despertemos sintiendo dolores.
Cada persona debe buscar la mejor posición para sí, pero recordemos que lo ideal es cuando la columna queda completamente recta.
Otros factores importantes son la almohada y el colchón. La primera no debe ser muy alta, para no dejar el cuello torcido, pero debe tener la altura suficiente para mantener la columna recta. Su vida útil, varía de acuerdo con la transpiración de la persona. Sin embargo, la almohada debe ser reemplazada, como máximo, cada dos años.
En cuanto al colchón, puede ser utilizado de cinco a diez años. En los de espuma, es importante la densidad, que va de acuerdo con el peso de la persona.
Las piernas no pueden quedar cruzadas, ya que de esta manera ellas ejercen fuerza sobre la cadera, lo que tiende a forzar la columna.
Evite dormir de espalda. Pero, en caso de ser necesario mantenerse en esta posición, utilice una almohada anatómica que se alinee al cuello.
Nunca duerma boca abajo. Esta posición fuerza mucho la columna lumbar y hace que quien duerma de esta forma, normalmente despierte con tortícolis y dolores de espalda.
¡Duerma bien y tenga buenos sueños! ¡Su salud se lo agradece!
Fuente: http://mundoverde.com.br